
Las amenazas de Donald Trump han despertado en Europa la conciencia de unir fuerzas para lograr una mayor autonomía y rearmarse para no depender de Estados Unidos en materia de defensa. La Unión Europea ha anticipado ambiciosos planes de rearme, con inversiones cercanas al 5% del PIB conjunto o 800.000 millones de euros, y precisan de financiación. También bancaria. Sin embargo, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, avisó este viernes de que son actividades que entrañan un riesgo alto para el sector financiero y alentó a revisar si la regulación y supervisión favorece o no la concesión de tales créditos.
"Es necesario valorar si el actual marco regulatorio y supervisor ofrece los incentivos adecuados para movilizar la financiación bancaria hacia este tipo de inversiones, y analizar cómo el sector bancario podría desempeñar un papel más activo en este ámbito estratégico", demandó durante las jornadas "Financiando el futuro de Europa, el papel del sector bancario", organizadas por la Asociación Española de Banca (AEB).
Escrivá expuso que la banca europea mantiene niveles muy bajos en financiación al sector de la seguridad y defensa, sin que en España el crédito para los préstamos para la fabricación de armamento y munición hayan superado el 0,1% del crédito total "en ningún momento" durante las dos últimas décadas.
La razón es que son financiaciones con riesgos asimilables a otras inversiones a largo plazo como "elevados niveles de incertidumbre, estrictas exigencias normativas y largos ciclos de desarrollo tecnológico", apuntó.
Tras las crisis financiera de 2008, a la banca se le ha impuesto "una regulación prudencial estricta reforzada", que convierten en difícil "que las entidades financieras proporcionen financiación para proyectos a muy largo plazo, especialmente arriesgados o con elevada incertidumbre", explicó. Hoy los requisitos regulatorios y supervisores que aplican al sector bancario se establecen, principalmente, en Europa y serían las autoridades comunes las que, eventualmente, podrían revisarlos.
El gobernador del Banco de España advirtió de que la banca no puede, en cualquier caso, financiar por sí sola tamaña empresa ni tampoco el sector público, obligado ahora a incurrir en esfuerzos presupuestarios extra "considerables" y demandó que se avance en la unión de los mercados de capitales y otras fuentes de financiación privada.
Tras la crisis financiera, las empresas han aumentado su apelación a los mercados y en 2024 ya captaban un 8,1% de su financiación vía emisiones de deuda frente al 4,4% que lo hacían en 2008, pero remarcó que la cifra sigue siendo muy inferior al 39,3% que alcanzan las compañías en Estados Unidos.
Bajo este prisma demandó a Europa impulsar unos mercados de capitales "más profundos e integrados" favoreciendo e impulsando el capital riesgo y el mercado de titulizaciones. "El capital riesgo es crucial para poder financiar proyectos innovadores. y sectores estratégicos, como la tecnología o la transición energética", señaló, avisando de que la inversión temprana también resulta seis veces más pequeña que en EEUU y está muy localizada en contados países como Alemania, Francia y Suecia.
Escrivá puso Suecia como un ejemplo de que se puede avanzar trabajando más allá o en paralelo al proyecto del mercado de capitales europeo. El país dispone del mercado más desarrollado, que mueve el equivalente al 170% de su PIB versus el 60% de media en Europa o el 40% de España, después de haber facilitado el acceso de startups y pymes a la financiación vía emisiones e interconectando las bolsas de Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia.
Por otro lado, defendió que el capital riesgo "debe de ser una prioridad en Europa", aunque en las primeras fases de los proyectos de innovación es crítico que el capital público juegue su rol. Y para que resulte eficaz, apostó por desarrollar instrumentos de inversión" que sean ágiles y que hagan una adecuada valoración financiera y tecnológica de los proyectos, aprovechando el potencial de los fondos europeos en coinversión y atrayendo capital privado". En paralelo defendió reducir las barreras regulatorias y establecer "incentivos claros" para que los fondos de capital riesgo entren.